[Especial pregrado] La ética profesional lidera las habilidades blandas más valoradas por las empresas en el Perú

Para el 66% de líderes empresariales, la ética es la habilidad blanda decisiva al contratar a egresados de pregrado, revela Aurum Consultoría y Mercado. Le siguen la colaboración y el pensamiento crítico.

En los últimos años, el reclutamiento ha dejado de girar en torno a credenciales. La base técnica que brinda la universidad sigue siendo indispensable, pero en la decisión final pesan cada vez más las competencias interpersonales que permiten poner ese conocimiento en práctica.

En este terreno, la ética profesional se consolida como la habilidad blanda más valorada por los empleadores (66%), según la encuesta de Aurum Consultoría y Mercado. Un hallazgo consistente con la coyuntura peruana.

“En un país marcado por la desconfianza institucional y la corrupción, la integridad se ha convertido en un valor estratégico. Los empleadores buscan profesionales confiables, transparentes y con compromiso social, pues saben que esos principios se traducen en mejores servicios, relaciones de confianza y capacidad de trabajo en equipo”, dice Oscar Pain, director de Asuntos Académicos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

Ética: formación y gestión

De ahí surge la pregunta: cómo están incorporando la ética las universidades y cómo la gestionan las empresas. En ambos frentes coinciden en que esta capacidad es transversal y fundamental para la toma de decisiones.

“No se trata solo de un valor cultural, sino de una competencia que trabajamos de manera sistemática a través de un marco normativo interno sólido. Estos documentos son parte de un proceso continuo de formación para que cada colaborador entienda que la ética guía sus decisiones cotidianas y su desarrollo profesional”, explica Michael Ortiz, gerente general de la Unidad de Negocios Sur de ISM.

Para el ejecutivo, la ética también se mide y se gestiona. En 2024, ISM evaluó riesgos de corrupción en el 45% de sus operaciones de compras y contrataciones de servicios —que concentran el 78% del valor total— y en el 35% de sus operaciones de ventas —que abarcan el 55% de las transacciones—.

Desde las aulas, hay prácticas concretas para forjar este criterio. La Universidad de Lima, a través de su Centro de Empleabilidad, Vinculación Profesional y Alumni, ofrece talleres sobre las competencias y deberes del ejercicio laboral. Con ello, complementa los cursos de ética de cada carrera.

En la Universidad Privada del Norte (UPN) los estudiantes participan en charlas virtuales y cuentan con un programa de empleabilidad que permite aplicar la ética en escenarios reales. “Este tipo de actividades no solo forman en habilidades blandas, sino que también enfatizan el rol de la integridad como elemento clave de la reputación profesional”, señala Gustavo Kato, vicerrector académico de dicha casa de estudios.

Inés Temple, presidenta de LHH DBM Perú y LHH Chile, es optimista. “Los ejecutivos peruanos son muy demandados en el mercado internacional porque trabajan bien y tienen una ética clara y transparente y, por ello, se incorporan muy bien a una multinacional”, recalca.

Las otras soft skills

La ética profesional no es la única habilidad blanda que pesa para las compañías. También resalta el trabajo colaborativo (56.3%), el pensamiento crítico (55.7%), la adaptabilidad al cambio (51.7%) y el aprendizaje continuo (43.3%), según Aurum.

Para el Grupo Unacem, las competencias van más allá de lo técnico que se desarrolla en la universidad. “Hoy, sobre todas las cosas, valoramos la capacidad de adaptarse y el aprendizaje continuo”, asegura Marlene Negreiros, vicepresidenta corporativa de Talento y Cultura.

Estas capacidades cobran relevancia en un entorno de transformación tecnológica. “Desde los primeros ciclos, los alumnos deben prepararse no solo en lo académico, sino también en el desarrollo de competencias y en el aprendizaje de habilidades que les faciliten trabajar con la IA y la digitalización. En el trabajo importa menos qué sabes y más cómo lo aplicas”, sostiene Carmen Anaya, directora de Empleabilidad, Vinculación Profesional y Alumni de la Universidad de Lima.

Para Luciano Stucchi, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Pacífico, es imprescindible formar especialistas capaces de incorporar las nuevas tecnologías a su vida diaria. “Atrás quedó la época en que un profesional destacaba por sus conocimientos. Lo que importa ahora es tener los recursos para situarse frente a problemas, aprender lo que sea necesario para entenderlos y ser flexible para diseñar una solución. De lo contrario, quedará rápidamente obsoleto y será reemplazado por un autómata que, además, será cada vez menos costoso”, advierte.

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