Por Natalia Vera
Con la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías acelerando el ritmo, el filtro de contratación cambió. La encuesta de Aurum Consultoría y Mercado lo cuantifica: el análisis de datos (79%) encabeza la lista de competencias técnicas más requeridas, seguido de inglés (75.3%), gestión de proyectos (65.7%), manejo de IA (63%) y de herramientas de TI (60.3%). El resultado marca la agenda: qué enseñar en pregrado y qué entrenar en las empresas.

A nivel global, el informe Futuro del Trabajo 2025 del Foro Económico Mundial prevé que los avances tecnológicos —en especial la IA y el procesamiento de información— impactarán a 86% de las compañías al 2030, y sitúa a la IA y al big data entre las competencias de mayor crecimiento. En cinco años, el 39% de las habilidades actuales cambiarán y 59 de cada 100 trabajadores requerirán formación; el 85% de los empleadores priorizará el upskilling.
El Perú no es la excepción. En consumo masivo, Michael Ortiz, gerente general de la Unidad de Negocios Sur de ISM, afirma: “La capacidad de analizar datos se ha vuelto esencial para tomar decisiones más acertadas. La información en tiempo real nos permite entender aún más al consumidor, anticipar tendencias y mejorar la eficiencia desde la producción hasta la distribución en más de 200,000 puntos de venta”.
Ajustes curriculares
El foco en datos e IA ya impulsa reformas en la formación de pregrado: varias universidades aceleran la actualización de mallas para alinearse con esta demanda.
En la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), por ejemplo, la IA es transversal: se integró en todas las carreras y se implementó UTEC Coach, un tutor de IA disponible 24/7 que acompaña el aprendizaje con recursos personalizados y refuerzo por competencias. Además, se dicta Integración a la Inteligencia Artificial antes del primer ciclo para familiarizar al estudiante desde el inicio, precisa el rector Javier Bustamante.
Ingeniería de Sistemas, en la Universidad de Lima, incorporó cursos de IA, big data, ciberseguridad, algoritmia y redes, y renovó su infraestructura: puso en marcha un Laboratorio de Computación de Alto Rendimiento y actualizó el Laboratorio de Redes y Ciberseguridad para entrenar a los alumnos en escenarios similares a los de la industria, indica Andrea Matuk, directora de la carrera.
Luciano Stucchi, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Pacífico (UP), detalla que hay concentraciones en gestión de proyectos, analítica de negocios y gestión de sistemas de información para todos los estudiantes.
En la Facultad de Negocios de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), la IA no es un curso aislado, sino una secuencia de materias a lo largo de los cinco años de pregrado. “Un estudiante debe manejar programación, prompt engineering y estadística. Hay que poner estos temas en la malla curricular y dosificar este conocimiento”, explica el decano Jack Zilberman.
Desfase de capacidades
A pesar de los avances universitarios, persiste una brecha de capacidades tecnológicas en las empresas.
En el Grupo Unacem, captar especialistas de TI y programación es un reto. “Recientemente creamos un hub de innovación para buscar perfiles que no siempre encontramos en el Perú y, por primera vez, contratamos 100% remoto a profesionales de la región”, cuenta Marlene Negreiros, vicepresidenta corporativa de Talento y Cultura.
Una vía para acortar el rezago es apostar por programas de reskilling y upskilling. En ISM se diseñan capacitaciones para potenciar el uso de nuevas herramientas digitales, metodologías de gestión y procesos automatizados. Así, los colaboradores asumen mayores responsabilidades y escalan.
Desde la academia se reconoce que el ritmo del mercado y de la tecnología va por delante de los ciclos de actualización curricular. “El sistema educativo responde con mayor rapidez a las demandas inmediatas que a las transformaciones de largo plazo. Eso dificulta estar realmente a la vanguardia”, admite Stucchi, de la UP.
Para Bustamante, de la UTEC, hay que anticiparse a la demanda y fortalecer la vinculación con la industria y la investigación aplicada. El norte es claro: que el pregrado enseñe lo que las empresas ya usan.