La palabra incómoda: cómo decir no en la oficina de forma asertiva, por Eduardo Moane

¿Por qué nos cuesta tanto decir no en el trabajo? Eduardo Moane explica cómo lograrlo con empatía y firmeza, sin afectar la relación ni el desempeño.

En América Latina, solemos evitar decir “no” por temor a parecer poco empáticos. Pero ¿a qué costo? Uno termina aceptando tareas, compromisos o decisiones que sabotean nuestro tiempo, nublan la claridad de nuestro rol y, a la larga, perjudican el desempeño.

Hace un par de años, el gerente general de una compañía en la región me dijo que lo único que quería del taller de negociación para sus ejecutivos era “que aprendan a decir no”.

En su clase de Persuasión en la Universidad de Harvard, el profesor Gary Orren enfatiza que un buen negociador debe comprender que la empatía y la asertividad no son opuestas. Lo clave es saber en qué momento aplicar cada una.

No se trata de elegir entre ser empático o firme, sino de encontrar el equilibrio. Decir no con empatía no es una debilidad, es liderazgo con propósito.

Ser empático implica escuchar, cuidar las relaciones interpersonales, mostrar respeto, prestar atención, aprecio e interés. También conlleva una actitud amable, positiva y optimista.

Por asertivo entendemos a la persona que defiende sus puntos de vista y principios. Es fuerte, decidida y resuelta. Tiene convicciones y se enfoca en los argumentos.

Estas son algunas frases que recomendamos para decir no sin afectar la relación con la otra persona en el entorno laboral:

  • “No es lo que nosotros entendimos, pero me gustaría escuchar tu versión de los hechos”.
  • “No estoy de acuerdo, pero estoy dispuesto a escuchar tu punto de vista”.
  • “En principio no, pero podría reconsiderarlo si tienes un criterio que sustente lo que me estás solicitando”.
  • “Tu opinión me importa, aunque no coincidamos”.
  • “Creo que tenemos discrepancias, pero me gustaría entender mejor tu punto de vista para explorar opciones de beneficio mutuo”.
  • “Me encantaría apoyarte, pero en este momento estoy complicado con otras tareas importantes de mi área”.

Decir no no rompe vínculos, los redefine. Y en un entorno donde el tiempo es el activo más escaso, aprender a decirlo bien puede marcar la diferencia.

Creo que uno de los momentos más importante en el trabajo para aprender a decir no es cuando alguien —de otra área o del mismo equipo— te pide hacer algo que no te corresponde.

Recuerda que, si aceptas, a partir de ese momento esa tarea va a pasar a ser algo que se espera que hagas siempre.

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